Dicen que este señor era amable y conversador, aunque algo tímido. No se le veía, casi nunca, en galerías o tomando whisky en un café cultural; no daba entrevistas ni ninguna de esas cosas de artistas. No se peleaba con nadie. Detestaba el silencio. Siempre había música en su taller, música clásica. Perecía un tipo, más bien, relajado; aunque su trabajo era riguroso. Cada detalle es cuidado ¡Cada detalle!
Sus últimos años fueron duros, su esposa, Zofia falleció y él nunca superó del todo esa muerte, su hijo, tampoco; se mató poco tiempo después. Todo esto lo dejó bastante contrariado, quizá por eso, un día le negó un préstamo al hijo de su cuidador - lamentablemente, también la había estado pasando mal - quien decidió ir por un amigo y escarmentarlo 17 veces con un puñal, por malo.
Y nos quedamos sin Beksinski.
Decía que sus obras deben tomarse un poco a la risa, no eran para temer sino para sonreír un poco
las hacía deliberadamente lúdicas y sarcásticas.
También fue fotógrafo y artista digital...