sábado, 21 de febrero de 2009

¡Viva el Perú!

Durante algún tiempo, en Colombia, y sobre todo el Bogotá; las antenas parabólicas captaban las señales de televisón de canales peruanos. Perubólicas, les llamaban. Frecuencia latina y América televisión nos representaban en el norte. ¡Qué paja! El producto de este inesperadísimo intercambio cultural es una canción que llena mis ojos de lágrimas y mi corazón de patriotismo. Poguiemos todos orgullosos este tema. Es más, podriamos hacer que se pogueé los lunes en todos los colegios. Seguro que sería más divertido que escuchar la Marcha de la bandera en posición de firmes ¿No les parece? ¡Luciana! proponlo en el congreso, ¿o la encargada de hacer una cosa así es Meche? mmm... bueno, que lo proponga alguien, sería de puta madre. 




viernes, 13 de febrero de 2009

The Whitest Boy Alive

A Erlend Øye lo conocí escuchando Kings of convenience, ahora me entero que tiene una nueva banda. En un inicio el objetivo era hacer electronica, al parecer. El resultado fue una especie de funk bajito y cálido. Luego abandonan las secuencias para volver al formato: guitarra, bajo, batería y voz. En ambos discos deja claro que no se necesita hacer arreglos demasiado complejos, llenos de efectos y segundas voces. La música es sencilla pero logra evocar sensaciones varias. En fin, suficiente comentario. Abajo están los links para la descarga. 

martes, 3 de febrero de 2009

(p ^q) ---> r

  • Un poeta es, por ejemplo, alguien con la capacidad de hacer de una piedra de cocina, algo conmovedor.
  • Watanabe tiene un poema llamado Piedra de cocina.
  • Ergo, Watanabe pone.
La piedra de cocina

1

Esto sucede en la cocina cada domingo:
mi hermana secciona en presas
tiernos cabritos y conejos.
Los animales, despellejados sobre la tabla,
proverbialmente vivaces y elásticos,
parece que guardan memoria de su muerte
que aquí se prolonga.

Mi hermana, en su crueldad funcional y sin pesar,
compromete a una piedra, la hace cómplice.
Es un canto rodado negro
con el que golpea el lomo del cuchillo.

Las presas adobadas
se hacen en el fuego manjar familiar, tribal,
que en la mesa bendecimos
con vino
y sin escrúpulos.


2

Es más fácil coger un cuchillo de día que de noche,
o una taza, o un azucarero.
De día las cosas son dóciles, se avienen
a nuestro dominio.
De noche, en el silencio y la penumbra, nos resisten,
tienen otro peso, decantan su porte, aunque algunas
se revelan más frágiles.

Esta noche distinguí en la cocina
al canto rodado negro. Era
un pequeño animal que se abrazaba fuertemente a sí mismo
o se devoraba hacia adentro
en su apretada intimidad.
No era la piedra dura que golpea el lomo del cuchillo
y destaza
los animales de la comida.
Yo la oí llorar, y era blandita.